El proceso de acreditación constituye el colofón técnico y laboral de una institución educativa, pues el mismo verifica que el centro educativo en cuestión reúne todos los requisitos, validados estadísticamente, que lo certifican para ejercer su función social: lograr la formación y máximo desarrollo de las potencialidades físicas y psíquicas de sus educandos, así como su adecuada escolarización en el nivel educativo correspondiente, todo lo cual conduce como logro final a un sano desarrollo de la personalidad.

Pero, ¿qué significa acreditación? Si revisamos el Diccionario Psicopedagógico de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) aparece una definición que señala a este término como “Acción que cumple la finalidad de verificar los aprendizajes que se proponen como importantes para los alumnos y alumnas de un determinado ciclo y nivel educativo”. La Enciclopedia Encarta a su vez la define como “Documento que acredita la condición de una persona y su facultad para desempeñar determinada actividad o cargo”, que aunque referida al plano individual es extensible a un centro educativo o cualquier otra institución.

En estas dos definiciones de acreditación se unen sus dos concepciones principales: Acción y documentación de la comprobación de determinado desempeño o facultad de una persona o institución.

Si las anteriores definiciones se refieren al término de lo que es o significa una acreditación, en el Pequeño Larousse Ilustrado encontramos que acreditar tiene dos acepciones principales: Una, “dar crédito o reconocimiento de algo”, y dos, la más importante, “dar seguridad de que una persona o cosa es lo que representa o parece”. Desde este punto de vista acreditar a un centro educativo significa tener la certeza o seguridad, comprobar y certificar que el mismo reúne los requisitos y condiciones que lo singularizan como tal, en cuanto a sus objetivos, condiciones y resultados como institución social educativa.

Esto es extraordinariamente relevante, porque la sola existencia del centro educativo no es sinónimo de buen desempeño de su función social. Para que esto sea así se requiere un determinado nivel de calificación de dicho centro, en todos los aspectos relacionados con dicha función y que justifican su razón de ser. Ello de inmediato relaciona la acreditación con el concepto de calidad educativa.